jueves, enero 12, 2006

Afianzar la democracia


Estamos a punto de llegar a una definición en las elecciones presidenciales chilenas; mejor dicho en la pugna por el poder político del ejecutivo que en una estructura tan abiertamente vertical como la nuestra, resulta de una muy codiciada importancia.
Ciertamente que resulta de admirar la profunda esperanza de la mayoría menos privilegiada de nuestro país. En cada campaña vuelven a creer en las promesas y los dichos de los políticos, siguen confiando que desde las estructuras centrales puede venir la tan largamente esperada solución a sus problemas de ingresos precarios, educación deficiente, salud de mala calidad, leyes laborales injustas. Son las promesas que hicieron en la campaña anterior y que van a efectuar en la próxima; pero lo concreto es que la mayoría sigue y seguirá esperando las bondades de las medidas, que ahora sí, van a implementar los candidatos.
En alguna oportunidad anterior he dicho que la acumulación odiosa de la riqueza en nuestro país va a continuar; que las AFP van a seguir teniendo ganancias jugosas, mientras los fondos de sus afiliados crecerán a paso de tortuga; que las listas de espera para programar muchas operaciones quirúrgicas seguirán tardando meses y en casos años, como lo hacen hoy en día.
También ocurrirá que mientras los tratados de libre comercio seguirán proliferando los obreros y trabajadores en general continuarán con sueldos mínimos irrisorios.
Hoy resulta imperioso dejar esta dependencia de los políticos y de lo que ordenan sus partidos, que hoy por hoy no son otra cosa que estructuras al servicio de sus socios e incondicionales.
Ha proliferado una clase de políticos que buscan puestos para acomodarse; contactos para hacer negocios y ganar licitaciones; retiros para obtener suculentas y vergonzosas indemnizaciones.
Es necesario recuperar la democracia de estas manos que la tienen secuestrada; de esta clase de profesionales del acomodo, de la falsa imagen pública, del opinar lo que me dé más votos, del favorecer a mis amigos, familiares y seguidores obsecuentes.
Hemos llegado a un dialogo carente de verdaderas ideas, de valores profundos, de reales convicciones. Simplemente se trata de descalificar personalmente al que no piensa como me dijo mi partido que debía pensar.
Por ello el próximo domingo, cuando deposite su voto, no piense que allí termina su trabajo cívico. Allí recién debe comenzar, para continuar con una participación personal, responsable y comprometida en la detección y solución de los problemas que nos afectan en nuestros entornos familiares, vecinales, laborales, deportivos, estudiantiles etc.
Recuperemos la democracia pensando nosotros mismos el Chile que queremos, con cuáles valores deseamos vivir, qué priorizaciones daremos a los problemas que tenemos y deseamos solucionar.
La política y la democracia son demasiado importantes para seguir dejándolas sólo en la mano de políticos profesionales.
A pensar, participar, opinar, comprometerse, a involucrarse en los problemas de nuestra sociedad; sólo así afianzaremos una verdadera democracia. José Isert Arriagada

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y no sólo la democracia está en las manos de los electores, yo diría que todos tenemos un pequeño rol que cumplir para hacer esta sociedad un mundo mejor, tal y como dice, no puede ser que eso se lo deje solamente a los políticos, que son capaces de decir cualquier cosa en un momento tan tenso como el de las elecciones.
Un saludo.