martes, enero 24, 2006

Esperanza abierta

En América Latina han ocurrido cambios importantes; el más significativo de ellos es la elección de Evo Morales como presidente de Bolivia, nuestros hermanos del norte altiplánico.
Este acontecimiento se enmarca en la ruptura de las tradicionales elecciones en que los postulantes de las clases políticas establecidas se disputan el poder, ofreciendo cambios que nunca llegan, para usufructuar del poder político y todas sus comodidades, incluyendo ciertamente la de medrar sin mucho trabajo.
Hacía medio siglo que un mandatario chileno no era recibido en ceremonias de cambios presidenciales en Bolivia por ello la reunión que Morales y Lagos celebraron es una circuntancia histórica de la mayor trascendencia, en ella se comprometieron a buscar solución a sus disputas tras conversar sobre "todos los temas, sin exclusión".
". Morales, dijo que "empezamos a hacer historia y queremos seguir haciendo historia, buscando soluciones mediante el diálogo; queremos apostar por este diálogo con una agenda sin excluir ningún tema".
"Este es un primer contacto, queremos avanzar en las próximas semanas, pero recibir información de primera mano alegra bastante", señaló Morales sobre la visita de Lagos a su domicilio, quien reiteró que se trata de "avanzar para buscar soluciones en temas históricos"."Quiero decir públicamente que (Lagos) será un amigo, un hermano", terminó diciendo: "gracias y mil disculpas, lamento que viva en una casa tan humilde”.
Se nota en su forma de enfrentar los problemas un estilo que no tiene nada de político tradicional: calculador de respuestas correctas. Vemos en este mandatario vecino un hombre bien intencionado, que dice lo que piensa y a pesar de su tendencia no se amarra en ideologías que no sean defender a los más necesitados de su pueblo, que ciertamente son muchos.
El gobierno de Morales y ciertamente su gabinete tiene como principal premisa quebrar el sistema neoliberal y recrear un Estado fuerte con la nacionalización de los recursos naturales. No tiene miedo a los tratados de libre comercio siempre y cuando no hipotequen los derechos de los trabajadores bolivianos.
Desde ya cambios tan sustantivos, que subrayan la sencillez sobre el boato tradicional; el trato franco y directo por sobre las eternas comisiones y declaraciones inoportunas de políticos de distinto pelaje.
La capacidad para atacar la raíz del problema y no dedicarse a administrar sistemas heredados por gobiernos autoritarios; cambiando radicalmente los énfasis en vez de las pinturitas y retoques que se quieren presentar de avanzada, mientras la desigualdad crece y los que ayer esperaban hoy siguen esperando. Estos parecen ser y ojalá se mantengan así como puntos fuertes del nuevo y poco tradicional Presidente de Bolivia.
En Chile estamos contentos, pero también tenemos mucho que aprender de estos nuevos liderazgos que son lejos menos fabricados, menos artificiales y mucho más sentidos por el pueblo.
Que en Chile, Bolivia y toda Latinoamérica visualicemos un camino claro de hacer lo que debemos, para dignificar y crear oportunidades a quienes más lo necesitan. José Isert Arriagada

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