lunes, mayo 22, 2006

Hay que dejar de boicotear a Hamas

Monseñor Sabbah, máxima autoridad de la Iglesia Católica en Tierra Santa, asegura que el Movimiento Islámico de Resistencia (Hamas), que gobierna en la Autoridad Palestina desde enero, está ligado con un “pueblo en guerra” y no al “terrorismo mundial”. El líder religioso critica severamente a Israel y pone en guardia a Occidente.

Henri Tincq
-Cinco meses después de la victoria de Hamas, ¿no temen los cristianos de Tierra Santa una islamización incrementada de la sociedad palestina?
-No. Ellos piden respeto a la libertad religiosa, no tienen por el momento ningún temor especial. Hamas está enfrentado a una situación interna grave, a Israel, a una comunidad internacional desconfiada y no tiene ningún interés en abrir un frente religioso con los cristianos. Hace dos semanas, recibí en una escuela de Gaza al primer ministro Ismail Haniyeh, quien nos dio todas las seguridades sobre el porvenir de los establecimientos cristianos.
-Todos los ciudadanos palestinos, cristianos y musulmanes, tienen igualdad de derechos y de deberes. Pero el auge del extremismo ¿no amenaza a las minorías cristianas obligadas a expatriarse?
-El conflicto entre musulmanes y cristianos en el Medio Oriente le corresponde al Medio Oriente solucionarlo. Los temores, las tensiones, los errores, existen pero somos nosotros los que debemos manejarlos. Hemos sabido cohabitar durante trece siglos, con momentos fáciles y otros más difíciles. Las dificultades actuales no serán resueltas con acusaciones, ni con miedos, sino a través de la discusión. Palestina es nuestra tierra. No somos extranjeros o misioneros. Somos parte integrante de la sociedad palestina. Entonces, tenemos la opción: partir o quedarnos. Quedarnos significa aceptar el potencial de crisis y de dificultades que existe en la región; colaborar con los musulmanes, entre quienes son más numerosos los que quieren trabajar con nosotros que vernos partir.
-Desde el 11 de septiembre el radicalismo islámico lo cambió todo...
-Todo cambió para Occidente, no para nosotros. No ignoramos la amenaza inmensa que se cierne sobre la humanidad. Pero esta amenaza no se limita al Islam radical. Tiene otras raíces, en poderes que oprimen, en un sistema mundial donde sólo cuenta el interés nacional, la seguridad nacional que se ejerce en menoscabo de la persona, de la dignidad humana. Pero, la seguridad nacional, ¿justifica que pueblos enteros sean sacrificados? Ella está en la raíz de un terrorismo que hace tanto mal a los musulmanes como a los cristianos. Antes de la segunda intifada y antes del auge de Hamas, 80% de los palestinos estaba por la no violencia. La interrogante que me abruma todavía es saber por qué Israel se negó a discutir con ese 80% de no violentos, se quedó con el 20% de violentos y privilegió la violencia de Hamas. ¿Y por qué Israel sigue construyendo un “muro” que sólo provoca cólera; ella misma es una fuente de violencias? . La Nación - Chile

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